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sábado, 13 de abril de 2013

9 de abril de 1948: Violencia y persecución.

Análisis de la violencia. Una de las cosas de que más se ha hablado en el mundo durante los últimos años ha sido la persecución religiosa en Colombia. Persecución anti protestante, cruel y despiadada, con propósito de exterminio. No intentamos dar aquí una explicación minuciosa de las causas de tal persecución, ni pretendemos describir tan amarga historia en sus detalles. Para ello se necesitarían muchos volúmenes. Bástennos por ahora algunas observaciones al respecto. Permítasenos primeramente declarar que la predicación del Evangelio nunca ha gozado de absoluta libertad en Colombia; pero es preciso anotar aquí en honor a la justicia, que las autoridades civiles hasta 1948, si bien no garantizaron en forma completa el ejercicio pleno de la libertad de cultos, por lo menos hicieron lo posible para proteger las vidas, la honra y los bienes de los cristianos protestantes. Solamente en casos aislados algunos funcionarios subalternos contribuyeron activa o pasivamente a los actos de hostilidad, inspirados generalmente por los miembros del clero. Estos por su parte, no han cesado en ningún momento en su campaña de difamación contra la obra protestante, procurando presentar a cada creyente, y sobre todo a los pastores y misioneros como “lobos rapaces”, enemigos de Dios y de la virgen, corruptores de almas y envenenadores de conciencias. Pero en el año 1948 fue por muchos hechos un año trágico en la historia nacional. Las ambiciones políticas llevadas al extremo lanzaron al país en un ambiente cargado de amenazas y zozobras; hechos sangrientos ocurrieron en distintos lugares del País, se declaró turbado el orden público y las fuerzas militantes de varias tendencias desencadenaron la más sangrienta racha de feroces represalias, en forma tan cruel y despiadada que nos hace recordar el vandalismo de épocas remotas, que ya considerábamos superadas para siempre. La iglesia católica, que según podía notarse, había esperado desde mucho antes una oportunidad semejante de desorden social, inició sin pérdida de tiempo una insistente campaña encaminada a hacer aparecer a las iglesias y grupos protestantes como enemigos del gobierno, agentes subversivos, cómplices de revoltosos y guerrilleros. En consecuencia se desató al amparo del caos político, la persecución religiosa más violenta que hayan sufrido los cristianos protestantes en las últimas décadas. El 27% de los templos protestantes cayeron reducidos a escombros y cenizas. 110 escuelas primarias fueron cerradas por orden oficial o por efectos de la violencia armada muchos edificios protestantes dedicados al culto o a la enseñanza fueron arbitrariamente ocupados para diversos fines, por agentes oficiales o con la complicidad de ellos. En muchas ocasiones el atropello fue cometido por los curas párrocos al urente de turbas enardecidas. Centenares de cristianos sufrieron la pérdida de sus bienes, encarcelamientos y torturas espantosas y no menos de sesenta mártires sellaron con la muerte, a manos de verdugos, el heroico testimonio de su fe, escribiendo con su propia sangre un capitulo más en la conmovedora historia del cristianismo. Los hechos llegaron a ser tan escandalosos y repugnantes que la misma prensa católica levanto su grito de protesta. Copiamos en vía de testimonio un artículo publicado en la página editorial en el número 2076 del periódico El Nacional, de Barranquilla. Con fecha de 2 de octubre de 1951. Dice: “ACTOS DE BARBARIE Fue testigo ayer Colombia de otro acto de salvajismo religioso, de esos que en los últimos años han exhibido al País desde la prensa mundial como una caterva de bestias salvajes. Cerca de Cali fue dinamitado un templo protestante. La explosión se produjo a las cuatro de la mañana y se asegura que por lo menos tres personas murieron y otras quedaron heridas, de tan repugnante atentado contra la civilización universal. Hace unos meses un ministro protestante fue encontrado castrado y muerto, amarrado de un árbol. Entonces la prensa mundial ocupó sus columnas editoriales señalando este hecho terrible y tremendo como digno de una intervención universal para sancionarlo. Reproducían los diarios de todo el mundo párrafos de una de esas espantosas circulares eclesiásticas del Obispo de Santa Rosa de Osos, en que se recomienda el exterminio de todos los anticatólicos, incluyendo al partido liberal colombiano… ¿Por qué tratamos de humillar nuestra iglesia ante el mundo? ¿cómo es posible que las autoridades eclesiásticas no condenen asesinatos no condenen asesinatos, atentados dinamiteros y hechos tan tremendos contra una iglesia hermana de la católica, como es la protestante, y más, mucho más, si tenemos en cuenta que es exclusivamente a los ejércitos protestantes de Estados Unidos e Inglaterra a los que debe el Vaticano su vida ahora? ¿No son los protestantes los que levantan la barrera que detiene el ejército ruso hacia Roma? ¿Qué sería de la iglesia católica sin esas defensas protestantes? Nos imaginamos cómo serán los comentarios contra este pobre País de los 50.000 caídos en revueltas desde 1948 a estos días, en la prensa mundial. En los Estados Unidos, por ejemplo, no pueden comprender cómo es que se quiere imponer en pleno siglo XXI la religión a culatazos. Ni lo comprenden tampoco en México, Cuba, Argentina, Venezuela ni en parte alguna del Continente. La figura del padre Jordán bendiciendo los puñales en Málaga como armas que, cuando se esgrimen para defender la religión católica, son benditas, es cosa que no puede ser entendida por las gentes de esos pueblos buenos, trabajadores y confiados, en donde cada quien practica la religión que quiera y todos respetan la del prójimo.” Este editorial fue traducido y publicado en varios periódicos de los Estados Unidos y otros países y más elocuente que todo lo que nosotros mismos pudiéramos añadir. Al mismo tiempo, las restricciones oficiales en torno a la moribunda libertad religiosa iban haciéndose más aflictivas cada día. Se prohibió la entrada de nuevos misioneros al país; se clausuraron poco a poco todos los programas radiales de carácter protestante; se prohibió el libre reparto de nuestra literatura; se nos vedó el uso de la prensa y se impartieron normas oficiales de estricto “control de actividades no católicas”, poniendo a los protestantes casi al margen de la ley. La iglesia católica, en cambio, haciendo uso de las ilimitadas facilidades de que goza, lanza desde los órganos hablados y escritos, algunos de carácter oficial, los más audaces e infundados ataques contra la obra protestante, llegando a decir en más de una ocasión que “había llegado el momento de acabar con los enemigos de la iglesia”. Las consignas más horrendas sembraban el terror, y el horizonte parecía más brumoso cada vez. La iglesia romana ejerce el control pleno de la enseñanza religiosa en las escuelas y colegios oficiales. En varios departamentos son sacerdotes los directores de educación y en casi todos los municipios es un sacerdote un inspector local. En una gran cantidad de escuelas, son eclesiásticos también los profesores de religión. En las aulas de las escuelas debe haber un cuadro de la virgen y un crucifijo. Las tareas se inician con el rezo del rosario. En la mayoría de las escuelas la asistencia a las clases de religión se hace obligatoria, como es obligatorio también asistir a misa todos los domingos y fiestas católicas, bajo penas de disciplina y aun de expulsión, en caso de reincidencia. No hay fase de la vida donde la iglesia romana no trate de imponer su omnipotente influencia dictatorial y exclusivista. Sin embargo, el Evangelio crece. Lo extraño y admirable es que a pesar de todo, la obra evangélica crece incesantemente, dando así pruebas de una vitalidad inexplicable, si no fuera por la asistencia divina del Espíritu de Cristo, quien nunca ha faltado a su promesa cuando dijo: “Estaré con ustedes siempre hasta el fin del mundo.” En agosto de 1953 se reunió en Ibagué la Asamblea General de la CEDEC con el objetivo de hacer un análisis de la situación, a raíz del cambio de gobierno (cuando el presidente de Colombia era Laureano Gómez) cuando todo parecía indicar que la persecución llegaría a su fin. En tal oportunidad se consideraron los informes detallados de la Comisión de Estadística de la CEDEC, y se llegó a establecer que en los cinco años que había durado la violencia político-religiosa (1948-1953) la membrecía de las iglesias protestantes había aumentado en un 51%. Durante el mismo periodo fueron destruidos 57 templos o capillas (incluso una población entera: Betel), pero 46 fueron organizados en otros lugares y había mucho más en perspectiva. La obra que el cristianismo protestante está desarrollando en el país ha sido últimamente sometida a un análisis tan apasionado como injusto, tratando de presentarlo como un agente imperialista, elemento exótico, manzana de discordia, y lo que más sorprende, se le ha acusado de ser una especie de antecámara del comunismo. Además, dicen los voceros del catolicismo, ¿Por qué vienen los protestantes a predicarnos sus creencias? ¿Acaso no somos cristianos? Colombia no es un país para misiones. Los que han fabricado tal conseja obran seguramente siguiendo la ley de las comparaciones. Tomemos por ejemplo el nombre de la iglesia católica, la cual además de eso insiste en llamarse apostólica y romana, es decir que depende de Roma; allá esta el centro principal. De allá salen las consignas, las voces de mando, los hilos sutiles, pero no invisibles de la diplomacia tonsurada y las orientaciones políticas a seguir en cada caso, todo en beneficio del Vaticano. Al contrario, el protestantismo es un sistema de creencias independiente de algún lugar o sistema de gobierno. Ningún misionero protestante sale de su patria llevando en la mente la idea de que va a servir a su gobierno o sistema político. En el fondo de su corazón lo impulsa aquel sentimiento que animaba a Pablo cuando decía: “¡Ay de mí si no predico el Evangelio!” También se ha dicho y se ha repetido a menudo que el Evangelio es exótico en Colombia. Preguntamos ¿en qué país del mundo podría resultar exótico el Evangelio de Cristo? ¿Acaso Él no dijo: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda criatura”? ¿Podríamos imaginar que Colombia sea una excepción? El Evangelio no conoce fronteras de pueblos, razas, culturas ni naciones; y si Cristo no puede sentirse extranjero en ningún rincón del mundo, Su mensaje tampoco podría quedar circunscrito a una determinada sección de la tierra. Claro está que en el cristianismo protestante hay ciertos factores que chocan con el cristianismo tradicional de nuestro pueblo. Por ejemplo, para ser miembro de una iglesia protestante se exige dar evidencia de una fe sincera por medio de una vida transformada, en la cual los vicios y todo asomo de maldad hayan sido superados por la acción santificadora del Espíritu de Dios. Esto parece extremadamente raro a un pueblo donde siempre se ha creído que para ser cristiano basta con haber sido bautizado en los primeros días de su vida; hacer de vez en cuando alguna penitencia y dejar que después de la muerte alguien pague sufragios por el descanso eterno de su alma. El arrepentimiento, la fe, el verdadero amor, la sinceridad, el perdón, el gozo santo de la vida, la paz, la mansedumbre, la tolerancia, la pasión por la justicia; todas estas son doctrinas netamente protestantes , muchas personas las rechazan a primera vista, considerándolas demasiado místicas, impracticables y extravagantes. Por otra parte, el Evangelio ha sido rodeado de una medrosa aureola de misterio. No son pocos los que lo han confundido y siguen confundiéndolo con las cosas más extrañas y contradictorias. En cierta ocasión, hace años, cierto hombre se acercó, entre tímido y resuelto, a una iglesia protestante con el propósito de vender el alma, pues según dijo, varias personas le habían informado que “los protestantes las compraban a buen precio.” Reconocemos que el pueblo ha vivido demasiado acostumbrado al parpadear de los cirios, el olor del incienso, los templos súper adornados, los altares cubiertos de santos y de vírgenes, las imponentes ceremonias, los sermones rimbombantes y la aparatosa liturgia teatral. Ante tanta ostentación, el Evangelio ciertamente puede parecer exótico, con su mensaje sencillamente espiritual, desnudo de toda ceremonia, con sus templos escuetos, sin misas, sin rezos mecanizados; sin procesiones ni estatuas; ni confesionarios, ni estolas, ni mitras, ni cayados, ni indulgencias, ni reliquias milagrosas, ni meritos supererogatorios, ni medallas, ni rosarios, ni novenas, ni fiestas patronales, ni responsos para después de la muerte. Tal sencillez, y sobre todo la insistencia en el sentido espiritual y redentor del mensaje de Cristo Vivo y la devoción por la Biblia como única regla de fe y de conducta, han sido causa para que muchos lo estimen como una modalidad extraña de cristianismo. “Es exótico, han dicho simplemente, no estamos acostumbrados a él.” Pero esto no es sino una ingenua confesión del bajo nivel espiritual en que se encuentra nuestro pueblo, y la adulterada clase de cristianismo que se le ha enseñado. Aquellos que se han tomado el trabajo de estudiar desapasionadamente la historia y han escudriñado las escrituras, ya han llegado a convencerse de que el cristianismo verdadero, el cristianismo de Cristo (si se nos permite esa expresión) fue siempre así. De tal manera que lo exótico en la religión de Cristo son precisamente las ceremonias y la pompa externa, hechas para agradar a los sentidos y cubrir el vacío en que se queda el alma. Otra arenga contra el cristianismo protestante es que es indeseable porque viene a romper la unidad nacional y amenaza la tranquilidad de nuestra patria. Pero la pregunta es ¿a qué unidad y a que tranquilidad se están refiriendo? Nadie puede decir que hay unidad en un país donde los bandos políticos se declaran guerra a muerte como ha sido el caso de Colombia; donde en los años de violencia cayeron más de cien mil personas bajo la bala fratricida; se diezmaron los pueblos y se arrasaron los campos con diabólica venganza, prueba bien elocuente que el catolicismo en tantos siglos no ha sido capaz de establecer la unión entre hermanos. Porque naturalmente, la violencia produce violencia. La prédica del Evangelio, en cambio, ha producido pueblos unidos, compactos, fuertes y prósperos. Los pueblos protestantes son pueblos pacíficos, progresistas y demócratas; allí están como nobles ejemplos: Inglaterra, Holanda, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Australia, Estados Unidos y Canada. Pueblos libres y respetuosos de la libertad de creencia de los demás. Alguien ha dicho que los protestantes “saben gozar de libertad sin abusar de ella”, y eso es lo que constituye precisamente el ideal de la libertad y el orden, que en otras latitudes es meramente un vocablo sin sentido práctico. Podemos ver, pues, por el testimonio que está a la vista del mundo entero, que el Evangelio no produce divisiones ni engendra discordias como quieren hacer creer los apologistas católicos. Es todo lo contrario, elemento de paz, venero de libertad, lazo de unión entre los hombres. La última acusación que se ha hecho contra la obra protestante en Colombia, es que los protestantes son aliados del Comunismo. Funcionarios públicos y jerarcas romanos por igual han venido repitiendo la increíble conseja. ¿Quién no se sorprendería de tan peregrina inculpación? Hace poco (1956) el señor obispo de Cali hizo pública una pastoral en que hace cargos totalmente infundados acusando de procomunistas a los protestantes. ¿Cómo se sentirían los señores Truman, Churchill y Eisenhower si les dijeran que son comunistas por ser protestantes? Y sin embargo, eso es lo que están diciendo los obispos en Colombia. Esto nos parece el colmo de la ceguera. Pues si paseamos la vista por el mundo, vemos que los países menos infiltrados de comunismo son precisamente los protestantes. En cambio allí están Francia e Italia, países de gran mayoría católica, clamando socorro y ahogándose en las aguas letales del comunismo. Y Rusia misma, ¿a caso no fue católica antes de ser comunista? Yugoeslavia, paraíso del comunismo titoísta, ¿acaso no es de mayoría católica? Los censos dicen que tiene el 50% de griegos católicos ortodoxos y 37% de católicos romanos. Esos son los frutos del catolicismo. ¿Y América Latina? Allí están Cuba, Chile, Brasil, para no citar más que tres países, donde el comunismo se ha propagado de forma alarmante. ¡Y son católicos! ¿Acaso Stalin no fue seminarista católico antes de convertirse en líder de la hoz y el martillo? El catolicismo es la religión que más fácilmente se deja penetrar por el comunismo porque ambos son similares en varios puntos. Uno y otro son autoritarios, ambos son dictatoriales, ambos son totalitaristas. No es extraño entonces, que algunos hayan llegado a pensar que no tardará el día cuando de las dos cosas resulte una sola. En esto como en todo la iglesia demuestra su doble moral. Aquí, en Colombia, donde el protestantismo es minoría, nos tratan de comunistas para enemistarnos con el gobierno y con el pueblo; para justificar el atropello y dar paso libre a la persecución sangrienta. En los países protestantes nos tratan como a los más nobles defensores de la libertad. ¿Por qué el Papa se empeña en mandar con el menor pretexto, mensajes de congratulación y de amistad a los gobernantes de países protestantes? Seguramente él no piensa que los protestantes son comunistas. Pero aquí los obispos piensan lo contrario. ¿Quién tiene la razón? Un testimonio elocuente. El Dr. Samuel Ruiz Lujan, ex-sacerdote católico, fue profesor en la Universidad Javeriana de Bogotá y ocupo otros altos cargos eclesiásticos en Medellín, ampliamente conocido en el país, conoció el Evangelio hace pocos años en la Capital de la Montaña, acepto la salvación de Cristo y actualmente se halla efectuando una prodigiosa labor entre las juventudes latinoamericanas en los Estados Unidos. Es interesantísimo su testimonio, del cual, por razones de espacio, solamente tomamos unos párrafos. Dice Ruiz Lujan: “Nací en la hermosa tierra colombiana. Y en Colombia se meció mi cuna en la región más tradicionalmente católica del país, en un pequeño valle a orilla del caudaloso Cauca y enmarcado geográficamente entre las grandes montañas de Antioquia. Ordenado sacerdote, trabajé con toda mi alma desde distintas y delicadas posiciones al servicio de la iglesia de Roma que yo identificaba como la única y verdadera iglesia de Cristo. Vi a mi alrededor lamentables caídas en mis colegas y mucho fariseísmo e hipocresía. Llegaron los años más sangrientos de la violencia en Colombia; renuncié voluntariamente a una holgada posición de profesor y a una vida cómoda en la ciudad para irme a pueblos pequeños y aún aldeas del occidente antioqueño para estudiar el problema social de la violencia, con el ánimo de presentar más tarde alguna apropiada solución. Fui entonces testigo ocular de crímenes atroces en sucesión progresiva y vi con pena en mi espíritu el caer verticalmente, para ser pisoteados en casos concretos, los más grandes principios morales que había aprendido a respetar desde niño. Vi que toda aquella chusma de forajidos no sólo eran bautizados, sino que usaban escapularios, medallas, rosarios y crucifijos y aún frecuentaban los sacramentos. Profundice en el análisis sociológico en medio de la gran descomposición social que me rodeaba y amenazaba asfixiarme y llegué en último análisis hasta situar las causas de todo aquello en donde no debería ni quería encontrarlas. Empecé a hacer privadamente un estudio comparativo de las enseñanzas de la Sagrada Biblia y las enseñanzas de mi propia iglesia y llegué a la conclusión, con sorpresa y dolor de mi alma, que todo aquello de sacramentos y sacramentales, escapularios, medallas y convencionales principios eran sólo y nada más que la estructura de un sistema religioso humanamente elaborado. Un día inolvidable… mientras leía las Santas Escrituras, después de haber invocado la presencia del Espíritu Santo, empecé a ver desarrollarse maravillosamente ante mí el plan de la salvación en Cristo por la fe y sus transcendentales consecuencias. Caí de rodillas y quedé como extasiado en gozo ante lo divinamente sublime de tantas maravillas. Cuando horas más tarde cerré el Bendito Libro una dulce paz y una alegría interior embargaron mi espíritu; una fuerza dinámica me invitaba a la acción; nueva luz en los ojos de mi alma, me hacía ver las cosas en forma distinta. Pero no era el dejar a Roma para considerar la reforma protestante como punto de partida. La reforma de Lutero fue sólo el movimiento providencial de que se sirvió el Altísimo para hacer que los hombres de buena voluntad volviesen los ojos a las Santas Escrituras y al cristianismo de la Iglesia Neo testamentaría. Muchos otros sacerdotes en Colombia han llegado a las mismas conclusiones; pero les falta decisión y coraje para romper el yugo y enfrentarse a la lucha con la iglesia.” Las misiones protestantes en Colombia. “Colombia no es un país para misiones. Somos un país totalmente católico. Mas del 99% de la población colombiana es católica.” Hagamos algunas consideraciones al respecto. 1. ¿Es cierto que Colombia no es tierra de misiones? Puede ser que se sienta algo de orgullo nacional, pero debemos resignarnos a saber lo siguiente: las tres cuartas partes del territorio nacional son tierras de misiones (1956) en las cuales los misioneros católicos, en su mayor parte extranjeros, ejercen poderes que sobrepasan a la labor puramente religiosa; y esto en virtud de un tratado suscrito a largo plazo por el gobierno con el Vaticano en virtud del concordato. Así pues no hay derecho a decir que este no es país de misiones, y que por lo tanto los misioneros protestantes tienen que salir. 2. No estamos quitando adeptos a la iglesia católica. Si estudiamos a fondo la situación religiosa en el país, veremos que la petulante afirmación del 99% carece de fundamento; al menos no corresponde a la realidad. Puede ser que la mayor parte de personas digan que son católicas y hasta pueden ser que hayan sido bautizadas en la iglesia católica. Pero decir no es ser. Las juventudes, los intelectuales, las gentes más bien preparadas, en su gran mayoría, carecen de fondo religioso y han caído en un vano deísmo sin orientación clara o definida. Son barcos en busca de puerto donde echar el ancla. No pertenecen a religión ninguna, porque puede decirse que cada uno tiene su credo personal, aunque superficialmente traten de adaptarse al rito católico, como puro cumplimiento social. Hablando de esto, pero en términos generales, refiriéndose al catolicismo en América Latina, dice el famoso conferencista Dr. Jorge Howard: “Los estudiantes y las clases preparadas en la América Latina, no han sido ganados para el cristianismo. Son personas tradicionalmente indiferentes y aún hostiles a la religión. Ser religioso o concurrir a la iglesia es considerado como signo de inferioridad para muchos intelectuales. Han roto los grilletes de una religión oscurantista llena de superstición y todavía no se le ha enseñado que se puede ser cristiano y seguir conservando el decoro intelectual.” El P. Alberto Hurtado Crúchaga, de la Sociedad Jesuita, en un libro hace algunos años publicado en Chile con la aprobación eclesiástica dice: “Creen algunos que la fe persevera en la casi totalidad de los chilenos. Los resultados que arrojan las encuestas y estadísticas nos obligan, sin embargo, a pensar de otra manera. En verdad que aún en la mayoría de nuestro pueblo hay un fondo de religiosidad que se manifiesta por el bautismo de los niños, por las imágenes que se conservan en las casas, y por algunas prácticas, muchas de ellas más supersticiosas que religiosas. La vida cristiana, empero, se va debilitando casi hasta desaparecer en algunas regiones.” Esto que el jesuita mencionado dice refiriéndose a la república de Chile se puede repetir sin variación alguna a la realidad colombiana. Añade Howard: “Nunca tuvo el cristianismo una oportunidad misionera tan espléndida como la que se le ofreció a la iglesia católica romana en el periodo de la conquista y la colonización de las Indias, como se llamaba entonces a América Latina. El campo estaba libre, el apoyo de las autoridades civiles era completo, no había otra iglesia rival, no había oposición. Sin embargo, después de cuatro siglos de posesión indiscutida, todavía está por hacerse la cristianización del continente. Por eso, Miguel de Unamuno, el gran filósofo español, daba este consejo a un educador latinoamericano: ‘Vuestro problema en la América Latina es el de fertilizar el suelo espiritual. Bajo la nieve pueden crecer flores, pero nunca en la arena. La vida en vuestra América necesita ser enriquecida con humus espiritual.’ Eso es lo que están tratando de hacer las misiones protestantes. A los que dicen ser cristianos se les está mostrando la manera de ser cristianos de verdad.” 3. ¿Y qué decir en cuanto a la moral en nuestro pueblo? ¿Lo que hemos visto en estos últimos años es propio de un pueblo que se llama “cristiano”? No lo digamos nosotros. Dejemos que lo digan los mismos jerarcas católicos-romanos. A fines de 1955 se reunió en Bogotá la XVII Conferencia Episcopal de Colombia, presidida por el Cardenal Luque, la cual expidió una pastoral conjunta analizando la desastrosa situación social, moral y religiosa en que vive Colombia. He aquí algunas palabras aparecidas en la introducción del mencionado documento: “La verdadera causa de la tremenda crisis moral que sufre el pueblo colombiano, radica única y exclusivamente en el alejamiento de Dios. Se ha alejado de Él, de sus mandamientos, de Su Evangelio, de Sus sacramentos, de Su gracia y de Su amor…” El Señor Jesucristo dice que “Por sus los frutos se habrá de conocer a sus hijos.”. pero el fruto que han dado los colombianos a través de la historia, especialmente en los últimos años (1948 - 1953), no son dignos de un pueblo cristiano. Es un pueblo que ni siquiera es católico, según la amarga queja del episcopado colombiano. 4. ¿Y que de raro habría que los protestantes hicieran prosélitos en América Latina, y en Colombia, para ser más concretos? ¿Acaso los católicos no hacen lo mismo en Estados Unidos y otros países protestantes? La iglesia católica se jacta de ganar convertidos entre los protestantes, y mantiene numerosos misioneros en los países protestantes. Y los protestantes nunca han pedido que sean echados los misioneros católicos del país. Los tratan con las mismas garantías como a cualquier otra persona. El hermano Eugenio León, escritor colombiano, autor de varios libros, de texto para escuelas y colegios, acérrimo enemigo del protestantismo, dice sin embargo en su libro “Historia de la Iglesia”, pagina 235: “en Estados Unidos, tanto la Constitución de 1787, como los gobernantes, si no reconocen ninguna religión oficial, se muestran respetuosos de la Divinidad y tienen cada año un día de Acción de Gracias. A la sombra del derecho común y de la libertad, la iglesia católica se ha desarrollado paralelamente al país.” Nadie les ha puesto obstáculos para que desarrollen su obra proselitista. Prueba de que el protestantismo es libre y tolerante. De modo que la iglesia católica se siente muy satisfecha por la manera como se le trata en los países protestantes. Hasta ahora ni el Papa ni jerarca alguno se ha quejado de atropellos, persecuciones, asesinatos, incendios de templos o cosas semejantes por parte de los protestantes contra los católicos. Lo extraño es que la iglesia aún exige más y más privilegios dentro de los países protestantes. Incluso se atrevió a solicitar en el Congreso de los Estado Unidos subsidios para sus escuelas confesionales. ¡Y había protestantes inocentes e ingenuos que estaban dispuestos a concederlos! Y los católicos se aprovechan de ello. Los católicos allá piden, reclaman y exigen a voz en cuello ABSOLUTA LIBERTAD. Eso es allá, donde están en minoría. Aquí, donde son mayoría, niegan esa misma libertad a los grupos protestantes. Y les llevan a la cárcel si insisten demasiado en defender sus derechos conculcados. Aquí han suplantado la libertad con lo que ellos llaman “simple tolerancia”, pero lo cierto es que en la práctica aún la tolerancia se nos niega. La iglesia católica es, pues oportunista. Cuando Perón en la Argentina resolvió dar la espalda a la iglesia que lo subió al poder y comenzó a limitar las actividades clericales, los curas enseguida levantaron el grito al cielo pidiendo ABSOLUTA LIBERTAD RELIGIOSA. Pero eso mismo es lo que nosotros estamos pidiendo y exigiendo en Colombia hace mucho tiempo. Sin embargo, no la hemos obtenido, porque la iglesia católica aquí niega lo que en otras partes pide. Nuestro gobierno nacional se empeña en afirmar que sus ideales son cristianos y bolivarianos. Magnifico. No puede haber mejores ideales. Como cristianos protestantes adherimos a tan sublimes ideales y sólo invitamos al gobierno y al pueblo en general a convertir los ideales en tangible realidad. DIJO CRISTO: “Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.” Es decir, no confundamos los intereses materiales de la vida con los valores eternos del espíritu. Administre el gobierno las cosas temporales y deje libres las conciencias, que pertenecen solo a Dios. Reciba el gobierno nuestro respeto, nuestra obediencia cívica, nuestras contribuciones; pero guárdese de legislar sobre religión, porque la religión es patrimonio del alma, y en el alma sólo Dios tiene autoridad. Ese es el ideal de Cristo. DIJO BOLIVAR: “En una constitución no puede haber lugar para la prescripción de una fe religiosa en particular, porque las leyes deben garantizar únicamente los derechos políticos y civiles. La religión gobierna al hombre en el hogar, en su oficina y en su propio interior; es la única que tiene derecho a examinar lo más íntimo de su conciencia. Las leyes, por el contrario, cuidan la superficie de las cosas; no gobiernan sino lo que está fuera del alma de los ciudadanos. Aplicando éstas consideraciones, puede un Estado gobernar la conciencia de sus súbditos, cuidar que cumplan las leyes religiosas y premiar o castigar, ¿cuándo los tribunales están en el cielo y cuando Dios es el Juez? Sólo la Inquisición sería capaz de tomar el lugar de esos tribunales en este mundo. ¿Deberá volver la Inquisición con sus antorchas ardientes? La religión es la ley de la conciencia. Toda ley que la sobrepuje, la anula; porque haciendo impositiva la necesidad de cumplir, se destruye el mérito de la fe, que es la base de la religión.” (Cita de Searle Bates). Este es el ideal bolivariano. Esto, y nada más que esto, es lo que tras un siglo de lucha contra la intolerancia, reclama y exige la Iglesia protestante de Colombia: PAZ, RESPETO, LIBERTAD. Atrás queda un siglo (1856 - 1956) sombrío coronado de triunfos, a pesar de todo; adelante está el futuro con todas sus promesas, hacia el cual seguimos con la frente erguida, seguro y confiados, porque Dios va con nosotros. Al Dios sólo sabio, nuestro Salvador, Sea la gloria y magnificencia, Imperio y potencia, Ahora y en todos los siglos. Amén. Los sucesos del 9 de abril de 1948 como legitimadores de la violencia oficial. El 9 de abril de 1948, día del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, constituye un momento de particular importancia en la historia de Colombia. En primer lugar, son muchos los que aún hoy, cincuenta años después de su muerte, consideran que ese "magnicidio" frustró indefinidamente las esperanzas de todos aquellos que veían en Gaitán la posibilidad de acceder a una sociedad realmente democrática, más justa, menos excluyente. Los testimonios de muchísimos colombianos que vivieron la época de "la violencia" corroboran esa misma imagen en la que Gaitán aparece como el abanderado en la lucha contra las injusticias sociales, la corrupción, la exclusión política, etc. [1] La importancia del viernes 9 de abril también se puede apreciar en otros aspectos. La muerte de Gaitán provocó verdaderas insurrecciones populares en diferentes lugares del país (las llamadas "juntas revolucionarias" se tomaron el poder en diferentes localidades y subvirtieron momentáneamente el orden). Por otra parte, a partir de esa fecha, la violencia, que ya venía manifestándose con una gran intensidad desde tiempo atrás, adquirió un ritmo particularmente escalofriante. El distanciamiento entre el bipartidismo se acentuó, haciendo cada vez más difícil establecer gobiernos de coalición. Además, el Ejército, que hasta entonces había conservado una cierta neutralidad en medio de todos los conflictos, empezó a identificarse con el gobierno. Pero lo que nos interesa en este artículo es destacar otro aspecto, quizá menos conocido por el público en general a pesar de que guarda, a nuestro parecer, una gran importancia. Se trata de la interpretación que hizo del 9 de abril tanto el gobierno de Mariano Ospina Pérez (1946-1950), como las élites en general. Ese tipo de lectura de lo sucedido aquel fatídico viernes justificó y sigue justificando hoy en día- la respuesta violenta por parte de todos aquellos que vieron en la irrupción de los marginados políticos y sociales una amenaza para el "orden" establecido. En ese sentido, lo sucedido el 9 de abril de 1948 fue aprovechado por la clase dirigente para darle una determinada interpretación ideológica a partir de la cual se pudieran deslegitimar las reivindicaciones de los sectores excluidos, estrategia que sería -el tiempo se ha encargado de demostrarlo- de una gran eficacia para acallar todo brote de oposición. Es decir que en el mismo momento en que las masas populares creían adquirir su independencia como actores sociales -¿acaso no salieron, por su propia cuenta, a vengar la muerte del "líder" social, atacando y destruyendo todos los símbolos que representaban el poder?-, lo que en realidad se estaba presenciando era su desmantelamiento como actores autónomos. Hoy en día, cincuenta años después, no se vislumbra aún, en el escenario político colombiano, un movimiento o partido de oposición que ofrezca una alternativa sólida, creíble y legítima frente al bipartidismo tradicional. La interpretación que la mayoría de los sectores de la clase dirigente hizo del 9 de abril está basada en una lectura sesgada de los acontecimientos. Antes del asesinato de Gaitán, el país ya estaba inmerso en una profunda violencia en la que se mezclaban todo tipo de causas. Las 14.000 muertes violentas correspondientes a 1947 demuestran claramente que la violencia no comenzó el 9 de abril [3]; los años 30, cuando los liberales retomaron el poder después de una abstinencia de medio siglo, estuvieron plagados de enfrentamientos bipartidistas; y la década anterior se había caracterizado por la violencia entre campesinos y terratenientes, por un lado y, por otro, entre el proletariado y el patronato (recordemos las bananeras y su cruento desenlace). Pero a pesar de ello, los sectores dirigentes insistieron en que la violencia sólo comenzó realmente el 9 de abril con el asesinato de Gaitán, y sobre todo con los desmanes del "populacho". Juan Uribe Cualla, citado en la Gran Mancha Roja, ilustra muy bien esa concepción de una Colombia idílica y ejemplar en todos los aspectos, a la que "más de cien años de historia le habían consagrado como modelo de orden y exponente auténtico de la grandeza de los próceres, de la obra de los libertadores y de las vidas admirables de estadistas ilustres, de sus poetas inmortales y de sus varones eximios". Ospina Pérez, para quien los hechos del 9 de abril también constituyeron una amenaza al buen nombre de Colombia, invitaba a los ciudadanos a restablecer el orden que tanta fama le había dado al país a nivel internacional: "El Presidente pide a todos los buenos hijos de Colombia [...], que contribuyan en esta hora de prueba con el aporte de su sensatez y de su prudencia para que no se hunda el prestigio republicano y democrático de la Patria, que tan orgullosamente enarbolamos ante la América invitada a reunirse en esta ciudad capital"[4]. Ese clima de violencia que se produjo el 9 de abril se extendió mucho más allá de lo esperado; para ciertos sectores de la sociedad, como ya lo indicamos, fue el inicio de una ola de terror que se iba a apoderar de Colombia. Casi tres años después de ocurridos los hechos, el presidente Laureano Gómez decía que la tarea central de su gobierno consistía en "la reconquista de la tranquilidad pública perturbada tan profundamente como consecuencia de la subversión del 9 de abril..."[5]. Muchos años después, el general Fernando Landazábal, por ese entonces ministro de Defensa del gobierno Betancur, afirmaba categóricamente que el partido comunista era el responsable de la violencia que "le ha costado al campo desde 1948 más de 30.000 campesinos asesinados por guerrilleros comandados, dirigidos, auspiciados y sustentados por el partido comunista"[6]. Más grave aún: si analizamos ciertos comentarios que se siguieron emitiendo en torno a los sucesos de aquella fecha, encontramos que el 9 de abril, más que una interrupción pasajera de la paz y de la tranquilidad que supuestamente caracterizaban a nuestra sociedad, representó el inicio de una profunda descomposición social, el desplome del orden tradicional. Un editorial publicado en 1953 por el periódico El Siglo, intitulado "El día de la abominación", afirmaba que "el 9 de abril aún no ha concluido. Esta ola de bandolerismo que ha asolado el país en estos cinco años es fruto consecuencial de esa fecha. Bajo esa negra noche, que el resplandor de las llamas criminales hacía moralmente más oscura, quedó desecha toda la tradición de la república, despedazada su alma, desfigurado su carácter. Apenas la mano providente de Dios, pudo salvar a nuestros mandatarios, conservar a nuestro partido en el poder y dejarnos un resto de patria para volverla a edificar de nuevo [...]. 9 de abril, día de abominación, ¡quién pudiera arrancarte de la historia colombiana para no seguir avergonzándonos con tu recuerdo!"[7] El 9 de abril debe ser entonces enfáticamente condenado porque fue una manifestación anárquica, caótica y llena de violencia, que se ensañó contra las "autoridades legítimas" y, más grave aún, contra las instituciones sagradas: en efecto, la Gobernación y el Palacio de Justicia fueron incendiados en Bogotá, y muchas otras sedes del poder fueron arrasadas en otros lugares del país, al mismo tiempo que edificios, templos y centros educativos católicos, como el Palacio Arzobispal, la Nunciatura y la Universidad Javeriana Femenina, quedaron completamente destruidos. Ante la magnitud de los daños ocasionados, ante la afrenta que significó el ataque a los símbolos más representativos del poder, la condena era un primer paso para tratar de restablecer el "orden". La cárcel y la excomulgación cayeron rápidamente sobre los responsables de tan oprobiosos hechos [8]. Pero la condena no bastaba, por más severa que fuera. Lo que habría que hacer es borrar ese recuerdo tan escabroso de nuestra historia, no solamente por la vergüenza de lo acaecido, sino porque su origen, su verdadero origen, no podía encontrarse dentro de las fronteras colombianas ni en las almas católicas de nuestra comunidad. Monseñor Perdomo, arzobispo primado, dijo lo siguiente en una alocución realizada el 12 de abril, tres días después de las revueltas: "En esta hora de inmensa tribulación para nuestra amada Patria, y con el corazón profundamente acongojado ante los extremos de perversidad y de locura a donde vemos que ha sido llevado nuestro pueblo, por obra de extrañas influencias, destructoras no sólo de todo orden moral y religioso, sino además de todo ideal patriótico, y de todo sentimiento humanitario, no podemos menos de reprobar [...] los horrendos atentados y delitos..."[9]. El presidente Ospina pensaba que el origen del problema había que buscarlo más allá del bipartidismo, es decir en unos terrenos forzosamente nocivos para el país: "Quiere el Presidente con toda exactitud llamar la atención de los colombianos amantes de la Patria sobre el hecho de que el curso que han tomado los acontecimientos ya no es de partido liberal ni de partido conservador, sino de tremenda amenaza a las instituciones básicas de Colombia y a la vida, honra y bienes de los asociados"[10]. El origen, el verdadero origen del mal, provenía entonces del exterior: del comunismo internacional que, apoyado en sus escasos pero peligrosísimos secuaces criollos, quisieron sembrar el terror en el país para, en medio del caos, tomarse el poder. El autor de la Gran Mancha Roja insiste sobremanera, desde el comienzo hasta el final, en el mismo argumento. Sin embargo, las imágenes y el texto de esta historieta suministran otro tipo de información acerca de los responsables, lo que nos permite tener una idea mucho más clara de los "revoltosos"; este tipo de precisiones resulta valiosísimo para entender la imagen que hace el autor del "culpable". En primaria instancia, se señala explícitamente al comunismo. Esta corriente ideológica defiende una serie de postulados que amenazan, dentro de la óptica de los dirigentes, las bases de la sociedad colombiana. Pero si leemos atentamente el texto y observamos con detenimiento las ilustraciones nos damos cuenta que, al lado del comunismo, lo que está surgiendo, lo que está irrumpiendo, amenazante, en el escenario, es el proletariado, designado peyorativamente como el "populacho". Es decir, la amenaza suscitada por el enemigo adopta simultáneamente una faceta política -el comunismo- y una social -los sectores populares. Pero La Gran Mancha Roja va aún más allá. El 9 de abril no es percibido simplemente como un conflicto político entre partidos opuestos, lo que no tendría nada de novedoso; tampoco, de manera exclusiva, como un enfrentamiento de clases [11]; más precisamente, es percibido como la irrupción, violenta, inesperada, del horror, del terror, en resumidas cuentas de la Barbarie. El 9 de abril, el "viernes rojo", fue la lucha entre la civilización y el caos, entre la cultura y el salvajismo ("el pueblo no quería cultura", nos dice el autor de las ilustraciones). Fue, en último término, un combate entre las fuerzas del Bien y las del Mal. En efecto, ese "día de la abominación" se levantaron, "energúmenos" y "enloquecidos", los "revoltosos criminales", para dar rienda suelta al "estallido de las pasiones más insanas y de los más bajos y primarios instintos". Los rostros de los "revoltosos", desencajados, llenos de ira (en claro contraste con la perfecta serenidad y mesura que expresan los representantes de las élites), no hacen sino corroborar la imagen de una masa violenta, incontrolable, desenfrenada, que es representada destruyendo, saqueando, trastocando osadamente el orden ("Pobres y descalzas mujeres de las barriadas bogotanas, llevaban sobre sus hombros pieles de cuantioso precio..."). En pocas palabras, se quiso desviar a nuestra patria de sus destinos históricos... Y esta percepción del enemigo -y de los hechos- fue compartida por las élites en general, sin distingos políticos. Es cierto que liberales y conservadores se acusaron mutuamente de asesinar a Gaitán. Pero tan pronto entendieron que lo que estaba en juego era el bipartidismo y su permanencia en el poder, los dirigentes de los dos partidos hicieron hasta lo imposible para deslegitimar la revuelta del 9 de abril. Los directorios de los dos partidos, luego de una reunión con el presidente Ospina, dieron a conocer el siguiente comunicado: "El grave clima de exacerbación política creado por el execrable (sic) asesinato del señor Jorge Eliécer Gaitán constituye un serio peligro para la paz pública y amenaza con torcer el rumbo histórico de la Nación. Los directorios de los dos partidos se hallan de acuerdo en la necesidad de restablecer la calma y la normalidad, no sólo para salvar al país de esos gravísimos peligros, sino también para poder encauzar el esfuerzo unido de todos los colombianos hacia la reconstrucción moral y material del país, tan seriamente quebrantada por designios extraños que sorprendieron a los dos partidos históricos en sus métodos de lucha cívica"[12]. Como se puede apreciar de manera muy clara, los dirigentes el bipartidismo, profundamente angustiados ante la ira popular, condenaron de inmediato a los manifestantes por interrumpir violentamente el orden tradicional. Lo que se aprecia, en el fondo, es que "los principales representantes del liberalismo se vieron tan sorprendidos y asustados por la magnitud y las posibles consecuencias del levantamiento popular como los dirigentes conservadores y el clero; esta actitud se puede apreciar en la prensa liberal que, al igual que la conservadora, denunció la amenaza comunista y justificó los acercamientos entre los dos partidos" so pretexto de defender las instituciones democráticas [13]. El nuevo gobierno de coalición, constituido por los dirigentes de los dos partidos horas después del asesinato de Gaitán, es una muestra del afán con el que liberales y conservadores querían hacer frente común para resistir los embates de los sectores populares. Lo esencial, para todos estos sectores dirigentes, era condenar un movimiento que amenazaba, como nunca antes había sucedido en nuestra historia, el orden establecido. Para ello, a un movimiento con claros tintes sociales y políticos se le descontextualizó completamente de la realidad nacional para reducirlo tan sólo a la política expansionista del comunismo internacional; y a sus actores se le dieron los peores epítetos para reducirlos al nivel de los más peligrosos y bestiales criminales. De ahí la represión: el enemigo, el verdadero enemigo para la "democracia", deja de ser el otro partido cuando lo que está en juego no es simplemente el reparto del poder, sino la eventualidad de que surja un movimiento contestatario autónomo con deseos de cambiar las reglas de un juego monopolizado históricamente por el bipartidismo. Es precisamente ese el significado que queremos destacar del 9 de abril: esa fecha, gracias a la lectura que de ella hicieron los sectores dirigentes (la irrupción de la barbarie), sirvió para justificar plenamente una política represiva contra los sectores contestatarios, en el mismo momento en que las tensiones sociales aumentaban en toda América latina y las élites del continente se creían amenazadas por el populismo. Pero ese momento también coincidió con los inicios de la Guerra fría. La represión, entonces, se hacía en nombre tanto de los "principios occidentales" (la democracia, el capitalismo), como de los "valores colombianos" (la religión católica y sus representantes, las autoridades "legítimamente elegidas", nuestra "cultura" y "civismo", etc.). "En realidad el 9 de abril había servido de pretexto a las clases dominantes para una completa reorganización del Estado el cual, al término de 1948, se encuentra financieramente fortalecido, ampliados y cualificados sus aparatos de represión, extendidos sus mecanismos de control político y social. La Ley 82 de diciembre 10 de 1948 mediante la cual se concede «amnistía a los procesados o condenados por delitos contra el régimen constitucional y contra la seguridad interior del Estado, cometidos con ocasión de los sucesos del 9 de abril», es a lo sumo una contraprestación a la colaboración liberal en este proceso de reordenamiento estatal pero no un signo de debilidad frente a un peligro potencial. Las clases dominantes disponen ya de todas las armas para enfrentar el más mínimo brote de rebeldía de las masas"[14]. El 9 de abril fue eso para las élites, una oportunidad más para deslegitimar al "exterior de lo social": el populacho, los revoltososos, los salvajes. Y como lo dijimos desde un comienzo, la historia, en ese sentido, no ha cambiado mucho cincuenta años después, pues hoy en día los campesinos movilizados, los trabajadores en huelga, los defensores de los derechos humanos, y tantos otros sectores e individuos, siguen siendo vistos por el Estado y por una parte de la sociedad como elementos manipulados por las guerrillas comunistas y, por eso mismo, altamente peligrosos para el país. En el fondo, el "otro", cualquiera sea su rostro, no tiene cabida en una sociedad que ha erigido a la intolerancia y a la exclusión en pilares básicos de su funcionamiento. Es por ello que la asombrosa debilidad de los movimientos de oposición, que ha caracterizado a Colombia a lo largo de toda su historia, no puede ser desligada de esa visión que, desde las altas esferas, se ha tenido -y se ha difundido exitosamente- del "otro", visión que legitima la represión sistemática con que éste ha sido combatido. No olvidemos que la estabilidad de nuestra "democracia" ha reposado en regímenes de excepción. Dentro de ese contexto, las recientes advertencias dirigidas por la Comunidad Europea al gobierno colombiano por su tendencia a criminalizar las protestas sociales resultan sin duda refrescantes, pero, al mismo tiempo, no deja de ser profundamente vergonzoso y humillante que la atención de un país en torno al respeto de los derechos humanos esté determinada por las presiones económicas de la comunidad internacional. [1] El libro clásico de Arturo Alape -El bogotano. Memorias del olvido: 9 de abril de 1948, Bogotá, Ed. Planeta, 1987-, así como algunos de los trabajos realizados por Alfredo Molano -en particular Los años del tropel, Bogotá, Cerec-Cinep-Estudios rurales latinoamericanos, 1985-, permiten apreciar lo que representaba Gaitán para amplios sectores de la sociedad. [3] OQUIST, Paul, Violencia, política y conflicto en Colombia, Bogotá, Instituto de Estudios Colombianos, 1978, p. 59. [4] Revista javeriana, número 144, mayo 1948, pp. 185-186. [5] El Siglo, 31 de diciembre de 1950. [6] El Tiempo, 7 de octubre de 1982. [7] El Siglo, 27 de marzo de 1953. [8] Revista Javeriana, numero 144, mayo 1948, p. 194. [9] Ibíd., pp. 193-194. [10] Ibíd., numero 145, jumo 1948, p. 229. [11] 'Si bien es cierto que los manifestantes atacaron y saquearon muchos locales comerciales de gran lujo, lo que puede ser considerado como una manifestación del odio de clases, no hay que olvidar sin embargo que la oligarquía liberal no fue víctima de la acción de los "revolucionarios". [12] Revista Javeriana, número 144, mayo 1948, p. 187. [13] ARIAS, Ricardo, 9de abril’ de 1948, Bogotá, Panamericana Editorial, 1998, pp. 39-40. [14] 'SANCHEZ, Gonzalo, Los días de la revolución. Gaitanismo y 9 de abril en provincia, Bogotá, Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983, p. 152.

lunes, 8 de abril de 2013

¿De dónde salió toda la información del Universo?

La información es información; ni materia ni energia
- Norbert Wiener - Solo existen dos formas de comprender el Universo, cómo si todo fuera un milagro o cómo si nada lo fuera. Nos decía Albert Einstein el físico-matemático más importante del siglo pasado, y es precisamente gracias a él que la humanidad llegó al conocimiento de cuales son los bloques o ingredientes fundamentales de todo lo que existe: La Materia y la Energía. Pero él fue aún mas lejos al develarnos la íntima relación entre una y la otra en su conocida formula: E = M*C^2 Y su investigación no acabó ahí, sino que en su famosa teoría de la relatividad nos mostró que tanto Tiempo como Espacio son una sola cosa, o mas bien, son la misma cosa; llegando a completar la cosmovisión del hombre del siglo XXI. Con todo esto para Einstein había una cosa que lo desvelaba y que no podía concebir (que tiene mucha relación con la información) y esta era la mecánica cuántica, la cual, en contraposición con la mecánica newtoniana nos permite describir el comportamiento de una partícula subatómica pero cuyo resultado son evidentemente diferentes al comportamiento tradicional de un cuerpo macroscópico como un balón de fútbol, la Luna o una estrella; pues de manera casi fantástica (casi de ciencia ficción) una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo (y compartir información de manera instantánea) a no ser que sea observada... de allí surge la famosa frase de Einstein:
Dios no juega a los dados
-para mas informacion ver http://youtu.be/FZEBniXtF1M Pero la gran pregunta es: ¿De dónde vino, cómo se formó o cómo llegó a este Universo la Información? Porque podemos tener cierta cantidad exacta de oro, silicio, platino y otros elementos y no ser nada más que un montoncito de basura o disponer de esos mismos elementos de formas precisas y tener un microprocesador de alta velocidad. ¿Qué hace la diferencia? La Información. Es la Información que tenemos como humanidad la que nos ha llevado a ser la especie dominante de este planeta, la que nos ha permitido comprender aspectos del Cosmos, de la Vida... Sabemos que nuestro sistema solar y en él nuestro planeta están en continuo movimiento, y gracias a ello tenemos el clima, la lluvia, las estaciones y por tanto el medio ambiente necesario para la vida, el punto es que una sola de las moléculas de la vida, es tan ordenada como una secuencia lógica de programación. Y eso no es ni la decima parte de toda la Información que contiene la Vida; ni que hablar del ADN, el cual contiene millones de Terabytes de información decodificada, que en una secuencia lógica puede hacer nacer un árbol de manzanas desde una semilla, una hermosa libélula a partir de otra o al complicado ser humano luego de nueve meses de gestación en el vientre de una mujer. Y hablando del ser humano, si no hubiera sido por nuestra exclusiva capacidad de comunicación (las dos “mutaciones” que afectan al gen FOXP2, los circuitos neuronales en nuestro cerebro, la medula espinal, los músculos faciales, la lengua y las cuerdas vocales) capacidad que no poseen ni siquiera nuestros “parientes homínidos” mas cercanos; no podríamos habernos desarrollado como especie como lo hemos hecho, no por nada se dice que vivimos en la era de la información; y es cierto que nos comunicamos: la escritura, el arte, la música, el internet… todas son formas de comunicación que transmiten información, sea buena o sea mala, nos sirva o sea solo ruido. Es importante hacer notar en este punto que de nada nos valdría con tener toda la Información del Mundo sino hubiéramos tenido la capacidad (el lenguaje y la escritura) de transmitirla unos a otros, sabemos por la Arqueología lo que seres humanos de hace mas de diez mil años conocían y vivieron. Y no podríamos hablar de lenguaje sin tener como ejemplo al pueblo judío, el cual es el pueblo prístino mejor documentado de la Historia, tanto así que después de seis mil años aún está presente en el escenario mundial sin perder una sola de sus creencias ni de su historia, relatada a través del documento antiguo mas fiel que existe: la Torá. La pregunta que queda es la misma que la del principio: ¿De dónde surgió toda la Información necesaria para la creación no solo del Universo sino de la Vida? Por eso mismo la frase de N. Wiener con la que inicia esta nota y lo que Einstein aseveró acerca de nuestra comprensión del Universo. Finalizó con esta historia, que tiene que ver con información, comunicación y lenguaje: "una vez el Sol discutía con la Luna. El Sol decía: las hojas de los arboles son verdes, en tanto que la Luna decía que eran plateadas. La Luna aseveraba que los hombres de la tierra dormían, en tanto que el Sol decía que todos los hombres estaban en movimiento. La Luna preguntó: entonces, ¿por qué hay tanto silencio en la Tierra? -¿quién te dijo eso? respondió el Sol: en la tierra hay mucho ruido. Y la discusión se hacía interminable. Luego llegó el Viento, y sonrió cuando oyó el altercado. Ustedes discuten en vano. Yo soplo cuando hay sol y cuando brilla la luna. Durante el día cuando el sol resplandece sobre la Tierra, todo ocurre tal como dice el Sol. En la Tierra hay ruido y los hombres trabajan y las hojas de los árboles son verdes. Por la noche, cuando aparece la Luna, todo cambia. Los hombres duermen, impera el silencio y el color de las hojas de los árboles cambia de verde a plateado y algunas veces, cuando una nube cubre la Luna, también se ven negras. Ni tú, Sol, ni tú, Luna, conocen toda la Verdad." "El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de donde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu" "De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede VER el reino de Dios" "El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente."

domingo, 15 de abril de 2012

CICLARAMANGA: El movimiento de la bicicleta

CICLARAMANGA: El movimiento de la bicicleta: Este espacio, por ahora virtual, sueña con abrirse un espacio en la realidad. Un espacio donde la bicicleta tenga un papel práctico y de uso...

viernes, 6 de abril de 2012

¿Puede un científico creer en Dios?

"Deberíamos comenzar por comprender lo que es la Ciencia. Expresado en la forma más sencilla, es la actividad mediante la cual el hombre comprende y domina mejor a la Naturaleza. El científico observa y experimenta. Inventa teorías y las somete a prueba para descartar luego las que no coinciden con los hechos observables, y trabaja para mejorar las buenas.

La Ciencia es muy eficaz para responder a las preguntas: ¿Cómo esta hecho esto? ¿Cómo podemos aprender a utilizarlo? ¿Cómo se fecunda una célula? ¿Qué hace volar un aeroplano? ¿A qué distancia están las estrellas? Pero si uno se pregunta 'por qué' suceden las cosas como lo hacen, la Ciencia permanece muda. Supongo que todo hombre de Ciencia conoce la ley de Newton que nos explica 'cómo' obra la gravedad, pero ninguno tiene la más vaga idea de la razón de que la gravedad obre así precisamente.

Además, si bien la Ciencia está tratando siempre de analizar cómo obran las cosas, los animales y las personas, no se preocupa por averiguar qué proceder es bueno y cuál es malo. Estas cuestiones se las deja a la filosofía, la ética, la Teología... Pienso que en la actualidad Dios se revela continuamente al hombre, pero no por medio de 'milagros'. Cada nuevo descubrimiento de la Ciencia es una revelacion mas del orden que Dios ha dado a su Universo. Dios cobra dignidad y poder por medio de las manifestaciones de su razón y de su orden, mejor que con cualquier muestra de una caprichosa voluntad. Puesto que yo como hombre de Ciencia, creo en Dios, debo al lector mi respuesta a dos preguntas: ¿Cómo casa mi fe con mi respeto por la Ciencia y mi confianza en ella? ¿Y cuál es el Dios en que creo?Respondere ante todo a la primera. Si bien la Ciencia es una actividad totalmente humana (pues comete errores), creo que el cientifico tiene una verdadera ventaja en todo esfuerzo por concebir a Dios y creer en Él. ¿Por qué? Por estar especialmente capacitado para ver lo invisible y creer en lo esencialmente indefinible.

Por ejemplo, el cientifico moderno lleva simultaneamente en su mente dos conjuntos de ideas acerca del Mundo. El mas simple se relaciona con los objetos vistos en grande: el lector, yo, mesas, sillas, rocas, montañas. En cuanto a todo esto, el científico tiene, como cualquiera otra persona, ideas prácticas y corrientes tocantez a su solidez, situación, realidad.Pero cuando el científico se obliga a ceñir su pensamiento al nivel de lo fundamental, entra en juego un nuevo y abstracto conjunto de ideas. Una mesa vista con los instrumentos de precisión del físico atómico, es un conjunto giratorio e impreciso de cargas electricas vagas y fugaces. Vista así, la mesa pierde por completo la ilusión de solidez que le da la visión em masa.Ahora bien, ningun hombre de Ciencia ha visto jamas un electrón. 'Electrón' es simplemente el nombre que damos a una coherente serie de cosas que ocurren en determinadas circunstancias.

Durante cierto tiempo los físicos creyeron que el electrón era una partícula. Luego comprendieron que constituye un movimiento ondulatorio. Hoy piensan de los electrones que son a la vez partículas y ondas, o bien unas u otras. Sin embargo, no hay nada que les parezca mas 'real'.Todo esto puede parecer ridiculo. Pero así como hay diversas y complejas ideas acerca del electrón (a veces es una cosa, otras veces es otra; no es posible verlo ni localizarlo con exactitud), así también hay varias ideas en lo que a Dios se refiere. Tampoco Él puede ser visto, creo, ni localizado con precisión.En cuanto a la segunda pregunta: en el plano emotivo, mi relación con Dios es algo fundamentalmente personal.

Cuando estoy perturbado o temeroso, cuando me siento hondamente preocupado por los seres queridos, cuando escucho las alabanzas que se remontan a los mejores recuerdos de mi infancia, entonces Dios es para mí un Dios que me consuela directamente, un padre que me protege. Y cuando estoy tratando de resolver en mi fuero íntimo un problema relativo al bien y al mal, entonces Dios es una voz clara e inequivoca, una fuente infalible de orientación moral. No puedo recordar un solo caso en mi vida en que, habiendo preguntado de qué forma estaría yo procediendo bien, no haya recibido la respuesta.Como el hombre que sabe que una mesa, mirada en la forma usual y diaria, es un objeto sólido y de fiar, pero que, para un físico atómico, es algo mucho más vago y complejo que eso, no me asombra ni me conturba que mi habitual relación emotiva con Dios sea muy diferente de la idea que tengo de Él en el plano intelectual. En este tengo un concepto muy abstracto de Dios. Este Dios es más grande y más misterioso que cualquier combinación de palabras que pueda yo emplear para tratar de definirlo.Pero los conceptos realmente profundos de la Ciencia son tambien completamente abstractos.

Cuando el geómetra define un 'punto', todo lo que puede decir es que es un objeto ideal inextenso. He aqui, ciertamente, una idea extraña y esencialmente misteriosa. ¿Es entonces de maravillar que cuando tratamos de explicar con palabras a Dios, cuyas dimensiones exceden a toda nuestra capacidad descriptiva, nos veamos tambien obligados a usar una terminología vaga? Si se le pudiera definir con unos cuantos adjetivos, ya no sería Dios.Para mí, Dios es la gran inteligencia misteriosa que ha creado el infinito detalle y las vastas dimensiones del Universo, incluye los supremos misterios constituidos por el hombre y por el humano intelecto. Él es quien ha demostrado que la verdad, la fe y el amor nos dan la solución a todos los problemas.Y a pesar de tan vastas funciones, Dios tiene la inconcebible capacidad de preocuparse individualmente de cada uno de nosotros. Nos deja en libertad para forjar nuestro destino personal. Se han necesitado millones de años para traernos a nuestra condición actual, y es posible que falten largos, largusimos periodos para que alcancemos toda nuestra posible grandeza. Pero nos ha dotado de ls posibilidades de alcanzarla. El plan divino, que es aveces dificil de discernir, y el humano impulso a elevarnos, que a veces obra lentamente, son los grandes dones que Dios nos ha otorgado.

Estas dos concepciones de Dios: la personalísima y emotiva y la general y abstracta, ¿son compatibles? ¿Puedo sostener ambas a la vez?El caso es que nunca necesito mantener ambas al mismo tiempo. Son ideas complementarias, de la misma manera que la Ciencia ha juzgado necesario ajustar conceptos complementarios: un electrón es una 'partícula' cuando el físico necesita considerarlo como tal, y una 'onda' cuando este resulta un concepto más adecuado. La Ciencia no persigue ya la coherencia fundamental, porque es inalcanzable. Lo importante es: ¿se obtienen resultados útiles? ¿Llenan el fin que se persigue? La fe en Dios satisface tan plenamente esta prubea como la Ciencia.

En la Iglesia cantamos: 'Gloria a Dios en las alturas'. No tenemos por qué abrigar duda alguna en cuanto a tales palabras. Reconociendo todo su mérito a la Ciencia, que ha abierto la vastedad del espacio y del Universo que hay más allá, Dios es aún lo mas alto."

Warren Weaver

jueves, 16 de febrero de 2012

Altered Student Ministry: Dragon Skin

Altered Student Ministry: Dragon Skin: If you have had time to watch the latest Narnia movie “The Voyage of the Dawn Treader” you will remember young Eustace … an arrogant kid who...

lunes, 26 de diciembre de 2011

Historia de Navidad

La Navidad, fiesta que es celebrada anualmente en todo el mundo y por un sin fin de familias, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres. Es parte activa y dinámica  principalmente de las creencias religiosas y piadosas de la sociedad, que trae a recordación los más profundos y gratos deseos, sentimientos y recuerdos que forman parte o lado humano, sensible y bueno del hombre y en un sentido más amplio de la humanidad.

Esta celebración llega cada año como una tradición fervorosa, que  profesa el amor, la misericordia, la paz y los buenos sentimientos; además de la alegría, el jolgorio y la felicidad que trae el compartir en unión con los mas allegados; estrechando y fortaleciendo los lazos entre los amigos, conocidos y principalmente uniendo a este fundamento social llamado la familia. Siendo entonces no solo la Navidad una celebración  exclusivamente religiosa sino un excelente medio para unir y mejorar la sociedad; partiendo del hecho de que la familia es el núcleo o base de la sociedad.

Por otra parte, a pesar de ser una fiesta fundamentalmente piadosa, es también una excusa comercial; ya que en época de Navidad la economía mejora ostensiblemente gracias al comercio, venta e intercambio de productos que trae la compra de obsequios, regalos, presentes, víveres, adornos, viajes, etc. Constituyéndole entonces en un medio para el mejoramiento y fortalecimiento social, familiar y  económico  totalmente mundial, entorno a esta grata celebración.

Pero ¿en verdad qué es la Navidad?, ¿de dónde viene?, ¿cuándo surgió?  Y ¿cómo llego a ser lo que hoy es? Estas preguntas que teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto y sin animo de entrar en detalles, cifras y demás, son validas, importantes y necesarias para entender mejor la sociedad, el mundo que nos rodea; ya que la Navidad como se vio anteriormente no solo mejora la vida de las personas, su estado de animo, sus sentimientos, sus esperanzas; sino que une a la familia, renueva la sociedad, hace que la economía crezca y mejore… haciéndose importante saber como es que se logra esto para poder así conocer, aplicar o usar las respuestas a estas preguntas no solo para entender esta época del año sino en todo momento y lugar para así “Compartirle” a este mundo agobiado y lleno de dolor que actualmente existe, algo de esa Paz y Alegría que trae consigo La Navidad, donde guerra tras guerra, tragedia tras tragedia, hambre tras hambre, etc. Se esta dilapidando y destruyendo no solo los gobiernos, la economía, los recursos naturales sino que de la misma manera el propio ser humano.

Para empezar a contestar las anteriores preguntas es necesario conocer el significado de la palabra Navidad. Este vocablo viene del latín: nativĭtas, que quiere decir en el idioma español nacimiento, pero que literalmente su correcta traducción seria natividad aunque las dos palabras aluden la misma acción, la ultima es mas precisa, ya que esta quiere decir que el nacimiento al cual se refiere ocurrió una sola vez y en una fecha especial; además que conserva mejor la raíz latina de la cual surgió dicha palabra, debido a que fue la Iglesia Católica Romana quien instauro dicha celebración en el año 345 d.C. cuando por influencia de san Juan Crisóstomo y san Gregorio de Nacianceno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad, cada año según el calendario Gregoriano. De esta manera seguía la política de la iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera en esta época del año.

Dentro de la historia de La Navidad, se puede determinar que la fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva celebración navideña era el Saturnal romano, celebrado del 17 al 23 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, esta fiesta se llevaba a cabo durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el sol brillara con más fuerza.

Una vez incorporados estos elementos paganos por parte de diversas culturas, la Iglesia Católica Romana añadió posteriormente en la edad media el nacimiento, Belén o pesebre y los villancicos a suscostumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en La Gran Bretaña  del siglo XVI, cuando en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque esta volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.

La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX.  El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846. La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los ocho renos que van por el cielo y las bolsas llenas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de san Nicolás y de una jovial figura medieval: el “Espíritu de Navidad”, este personaje, aunque muy similar fue creado en épocas distintas y en lugares distintos por diferentes culturas sin nada en común, que van desde La Rusia de los Zares, pasando por Holanda, Turquía, Italia, etc. 

El personaje legendario portador de regalos de Navidad,  también llamado san Nicolás o Papa Noel, visita todos los hogares la víspera de Navidad bajando por la chimenea para dejar sus regalos, según la leyenda, bajo el árbol o en los calcetines de todos los niños buenos. La imagen conocida de este personaje se introdujo en Estados Unidos en el siglo XVII procedente de Holanda, si bien tiene su origen en Alemania, a mediados del siglo XIX;  sus raíces se encuentran en la antigua cultura popular de Europa y su celebración se ha extendido en todo el mundo.

Ahora bien, fue San Nicolás (d.C.304-345), un obispo de Asia Menor del siglo IV, prelado cristiano y santo patrón de Rusia, relacionado por tradición con las fiestas de Navidad. Los relatos de su vida son oscuros y carecen de apoyatura histórica. Según la tradición nació en Patara, una ciudad del antiguo distrito de Licia en Asia Menor (hoy Turquía). Ingresó en el cercano monasterio de Sión y fue arzobispo de la iglesia metropolitana de Myra, en Licia. Se cree que asistió al concilio de Nicea. A finales del siglo XI unos mercaderes italianos transportaron sus restos de Myra a Bari, Italia, donde su tumba es hoy un santuario. San Nicolás es el santo patrón de los niños, los eruditos, las vírgenes, los marinos y los mercaderes, y en la edad media los ladrones también lo consideraron su santo patrón. Famoso por salvar marinos atrapados en la tormenta, defender a los niños y, sobre todo, por dar generosos regalos a los pobres, que encarno el fundamento cristiano del personaje actual; según una antigua leyenda cristiana se asegura que hizo regalos en secreto a tres hijas de un pobre hombre, quien, incapaz de proporcionarles una dote, estaba a punto de abandonarlas a una vida de pecado. A partir de este relato se fundamentó la costumbre de hacer regalos en secreto en la víspera de san Nicolás.

A pesar de que muchas historias sobre él carecen de fundamento (como la de su entrega de un saco de oro arrojándolo por una chimenea), la fábula se extendió por toda Europa enfatizando su papel como tradicional donante de regalos.

El san Nicolás cristiano sustituyó o incorporó varios personajes paganos donantes de regalos, como la bondadosa bruja Befana (la Befana italiana cuyo nombre deriva de Epifania, epifanía. Este personaje de la tradición popular es representado como una especie de bruja benévola, una vieja que se desplaza volando en escoba y que reparte juguetes a los niños que han sido buenosy los ancianos y generosos alemanes Berchta y Knecht Ruprecht.

En Alemania se le llamó Sankt Nikolaus, y Sanct Herr Nicholaas o Sinter Klaas en Holanda. En estos países se decía que cabalgaba por el cielo en un caballo repartiendo regalos. Vestía como un obispo y a veces iba acompañado por Black Peter, un elfo cuyo trabajo consistía en azotar a los niños malos. 

En un principio, el día de san Nicolás en el que se recibían los regalos se celebró el 6 de diciembre. Tras la Reforma, los protestantes alemanes dieron más importancia al Christkindl (Niño Jesús) como donante de regalos el día de su fiesta, el 25 de diciembre. Cuando la tradición de san Nicolás prevaleció, se incorporó a la Navidad. En 1969, el papa Pablo VI suprimió la festividad de San Nicolás del calendario católico como la de otros personajes legendarios cuyas vidas estaban poco documentadas. Irónicamente, el término Christkindl ha evolucionado hasta convertirse en Kriss Kringle, otro apodo de Papá Noel.

Existen otros repartidores de regalos de navidad en el folclore europeo, Père Noël en Francia,Julenisse en Escandinavia y Father Christmas en Inglaterra, todos relacionados con San Nicolás, Sinter Klaas en Holanda que dio lugar al Santa Claus estadounidense.

Washington Irving amante del folclore europeo, escribió su Historia de Nueva York (1809) en la que describe la supuesta llegada del santo a lomos de un caballo (aunque sin Black Peter) cada víspera de San Nicolás. La imagen del gordo Santa Claus la detalló al máximo el dibujante Thomas Nast, que por Navidad publicó ilustraciones de Santa Claus en la revista Harper’s de 1860 a 1880. Nast añadió detalles como su taller en el polo norte y su vigilancia sobre los niños buenos y malos de todo el mundo.
En cuanto a los países de América Latina,  de arraigada tradición católica, (Juan Pablo II, dijo en uno de sus viajes por América Latina; que este era un continente “muy Religioso”, pero poco Cristiano) La Navidad es celebrada especialmente en la Nochebuena (24 de diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales. También se acostumbra asistir a la Misa del gallo y celebrar con cohetes y fuegos artificiales.

En México, la Nochebuena constituye la culminación de una celebración que dura nueve días a la que se llama “las posadas”. Éstas empiezan el 16 de diciembre y conmemoran el viaje de María y José en su búsqueda de alojamiento antes del nacimiento de Jesús. El número nueve también alude a los nueve meses de embarazo de María. Parte esencial de la fiesta es pedir posada mediante unos cantos en los que unos asistentes solicitan el favor de ser recibidos y otros responden, primero negándose, y al final concediéndolo, con lo que todos estallan en júbilo por el feliz final de la travesía de los peregrinos. Otro elemento fundamental es la piñata que, junto con el canto de la letanía, los juegos tradicionales, los dulces y las bebidas propias de la época aglutinan las enseñanzas introducidas por los evangelizadores en la Nueva España en la segunda mitad del siglo XVI. El origen de las posadas parece hallarse en el convento de San Agustín de Acolman, en donde los monjes agustinos aprovechaban la coincidencia de las fechas cristianas y las de los ritos de los aztecas, quienes festejaban el nacimiento de su máxima deidad, el dios Huitzilopochtli.

Ya se sabe de donde viene, cuando y como surgió y como llego a ser lo que hoy es la Navidad, pero lo que en verdad representa y encarna, ese nacimiento o natividad, de ¿quien o de quienes? ¿De la Iglesia Católica Romana?, ¿de alguna nación o pueblo?, ¿de uno o varios sentimientos, valores o celebraciones o de algún personaje en especial?

La historia y en especial La Biblia (se cita La Biblia, ya que no hay otro libro idóneo donde se pueda hallar una razón o respuesta acerca de La Navidad), alude y establece que este Nacimiento es  del  Mesías, Ungido, Salvador, Rey de reyes, Señor de señores, Emmanuel (que significa Dios con nosotros), Príncipe de Paz, etc. O a quien el mundo simplemente conoce y llama Jesucristo (el nombre Jesucristo es una composición de los nombres Jesús, que es la forma griega del nombre hebreo Josué, que significa: el Señor salva y Cristo, palabra griega que quiere decir Ungido) este personaje, que partió la historia en dos, Antes y Después de Él; el cual tuvo un nacimiento (una natividad), una vida y una muerte (y luego una resurrección) singular y extraordinaria como ningún otro personaje real, vivo e histórico en toda la historia humana ha tenido; es la razón por la que se celebra esta conmemoración navideña, este nacimiento.

Ahora bien, ya que Jesucristo, es la razón de La Navidad, es lógico conocer mejor la vida de este hombre para entender profundamente el fundamento de esta fiesta. Tomando como base de investigación, análisis y comparación a La BibliaÀ, el libro de religión, historia, antropología, sociología, medicina, geografía, arqueología, poesía, etc. mas antiguo que existe y de igual manera singular y extraordinario, ya que es el único libro escrito que contiene Verdades Absolutas, promesas, consejos prácticos, profecías… y en cuanto a su escritura, composición y temática, cuenta con 66 libros aunque realizados por mas de cuarenta autores, en épocas distintas, en lugares distintos y en tres idiomas totalmente diferentes (el idioma Arameo, Hebreo y el  idioma Griego) comprende un formato contextualizado exacto que solo se refiere y habla de un tema en especial: Dios, su creación, la forma como Él ha intervenido en el tiempo y en el espacio y el final de todo lo conocido.                

Partiendo de este hecho, La Biblia establece el nacimiento de este hombre llamado Jesús en los envangelios de Mateo y de Lucas en el capitulo 2 respectivamente; además de otras muchas referencias que se encuentran entre todo el Nuevo Testamento. Como una de las mas de ocho mil promesas hechas por Dios que se encuentran en La Biblia; ya que desde el libro de Génesis en el capitulo 3, Dios le promete a Adán (Adán palabra hebrea que significa la humanidad y hombre al mismo tiempo) que enviaría al Salvador, quien heriría a la serpiente en la cabeza, o sea, en el gobierno o soberanía de esta(¿?) quien incito a que Adán dejara de lado a Dios, desobedeciera y cayera en pecado (pecado significa desobediencia), del cual fueron participes y que por causa de ese pecado perdieron todos los privilegios que Dios les había otorgado… y mas exactamente en el capitulo 7, versículo 14 del libro del profeta Isaías cuando Dios le revela que les dará una señal: “Miren la doncella misma realmente quedara encinta, y va a dar a luz un hijo, y ciertamente le pondrá por nombre Emmanuel”. Algo completamente asombroso ya que entre esta profecía y el nacimiento de Jesús pasaron mas de setecientos años; de esta manera se puede corroborar la exactitud y sincronización entre los hechos que se han cumplido y las profecías escritas que no solo La Biblia, sino que la historiaÀ da crédito de ello.

Si se hiciera un cálculo probabilìstico de todas las profecías que se encuentran acerca de Jesús en La Biblia y que según los Evangelios y la historia, todas las cosas que Él durante su vida llevo a cabo fueron exactamente las que estaban profetizadas; las probabilidades de que estas, las que estaban profetizadas se hubieran cumplido, como exactamente así ocurrió, serian de diez a la décima potencia, o sea: ¡100.000.000.000!

Pero, siguiendo con el nacimiento de Jesús, también se predice donde se efectuaría dicho nacimiento, o sea, el lugar preciso donde iba a nacer; según el libro de Miqueas, en el capitulo 5, versículo 2 dice: “Y tú Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judà, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser Príncipe en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido…”  y precisamente Jesús nace allí alrededor del año cero, de nuestra era, según el calendario Gregoriano; aunque eventualmente nuevas investigaciones señalan que fue tal vez cinco o siete años antes de esta fecha. Esta ciudad Belén, la cual fue cuna del rey David, a quien Dios, también le prometió que el Señor, Jesús el Salvador, que seria Rey de entre su descendencia nacería en la ciudad en que este nació (Salmo 132: 11). Además se predice el tiempo o año exacto, (es claro que no fue el 25 de diciembre el nacimiento de Jesús, sino que esta fecha fue escogida posteriormente para reemplazar a las fiestas paganas celebradas en esa época) por medio del profeta Daniel en el capitulo 9, versículo 25; que profetiza que pasaran siete semanas y sesenta y dos semanas mas, (según la escatología bíblica y en especial para este versículo, una semana equivale a siete años) desde la promulgación del decreto que ordena la reconstrucción de Jerusalén hasta la llegada del Mesías (palabra hebrea que quiere decir Ungido) o sea, en el año 29 de nuestra era, (según el calendario hebreo) ya que para este año Jesús era bautizado en el Rio Jordán y se le consideraba el Ungido o Cristo, o sea, era el nacimiento espiritual de Jesús; por lo tanto el nacimiento físico de Jesús había sido 29 años atrás en Belén; este era el comienzo o llegada de su ministerio o proclamación de las Buenas NuevasÀ (Evangelio, palabra griega que significa buenas noticias) que comenzó desde este momento y duraría tres años y medio, hasta su crucifixión; para después de tres días resucitar completando así el nuevo pacto (el antiguo pacto había sido concebido bajo la dirección de Dios y de Moisés) y emerger como la cabeza de la Iglesia Cristiana (la palabra Iglesia, viene del griegoEkklessia, que quiere decir: muchos afuera) en concordancia o tipològicamente de acuerdo con el antiguo pacto cuando fue Moisés (tipo de Jesús) con la ayuda de Dios y por medio de sus portentos y señales (puede verse el libro de Éxodo, en La Biblia) que saco en este caso al pueblo de Israel (tipo de la Iglesia) fuera de Egipto (tipo del mundo de pecado).

Siguiendo con la historia del nacimiento de Jesús, en esos tiempos Augusto Cesar (primer emperador romano, cuyo nombre completo era: Cayo Julio Cesar Octavio Augusto que reino desde el 63 a. C. hasta el 14 d.C. era el primer monarca del imperio mundial mas grande que jamás ha existido) decretó que se levantara un censo en todo el imperio romano, entonces José padre adoptivo de Jesús, que era descendiente del rey David tuvo que ir a Belén junto con Maria, la doncella virgen madre de Jesús; que se encontraba en embarazo  y fue exactamente mientras estaban allí que dio a luz a su hijo en un pesebre, porque no había lugar para ellos en las posadas de la ciudad debido a la gran cantidad de gente que se encontraba por motivo del censo.

Pero ¿por qué Jesús, el Hijo de Dios tuvo que nacer en un pesebre, en condiciones tan precarias y junto con los animales? Para contestar esta pregunta hay que remitirse al libro bíblico  de  Levítico, donde este presenta al pueblo de Israel, cuando llevaba un cordero o una oveja el cual era el primogénito de toda la vacada para cubrir con la sangre de este animal los pecados del pueblo mediante un sacrificio y cumpliendo un ritual, que era oficiado por el Supremo Sacerdote el cual se hallaba en el tabernáculo que era el lugar donde se encontraba el Arca del Pacto. Este Supremo Sacerdote tenía como labor preparar toda la parte ritual y religiosa para que dicho sacrificio fuera aceptable a Dios y por último era él quien sacrificaba al cordero en el propiciatorio, que se hallaba igualmente dentro del tabernáculo. Por lo tanto Jesús al nacer en un pesebre, que era el lugar donde nacían las ovejas y corderos también es llamado el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, como puede verse en el capitulo 53, versículo 7 de Isaías o en el evangelio según Juan en el capitulo 1, versículo 29.  Lo que quiere decir que Jesús es el sacrificio perfecto, ¡el unigénito Hijo de Dios! ya que Él estaba y fue concebido sin pecado, pero se hizo pecado para de esta manera pagar el precio que toda la humanidad debía pagar por el pecado y reconciliarnos con Dios, directamente sin ningún tipo de intermediario, ni religión, ni rito. Sino mediante la Fe en Él, creyendo en sus palabras y confesando con la boca que Él es el Señor; siendo la única manera por la cual la humanidad pueda ser salva: Romanos 3: 23 al 25 – 6: 23 – 10: 9 al 11. Y  1 de Timoteo 2: 5.

Es entonces La Navidad la celebración del nacimiento del Salvador de la humanidad, Jesucristo el Hijo Único de Dios, que murió en una cruz para el perdón de los pecados de la humanidad; pero no solo eso, sino que se hizo hombre para mostrar que una verdadera vida es al lado de Dios, que siguiendo su ejemplo la vida del ser humano tendría sentido, paz, gozo... Como Él mismo dijo: “Yo soy El Camino, La Verdad y La Vida; nadie llega al Padre sino por Mí”.

Por lo tanto, están pues resueltas las cuatro preguntas hechas al inicio de este escrito, de las cuales, tres se encuentran en la Historia y pueden ser revisadas, pero la cuarta pregunta queda en manos del lector y sólo existen dos opciones: (1) En verdad Cristo es lo que Él dijo ser y la Biblia la Verdad, la Palabra de Dios. Ó (2) Todo lo expuesto en la Biblia y lo dicho por Cristo es la sarta de mentiras y sandeces más grandes que jamás la humanidad ha escuchado o leído. Ahora bien, algo que desafortunadamente puede verificarse cada año en época de Navidad y en casi todo el mundo es la publicidad, las tarjetas de felicitación, la decoración y la aparición de Santa Claus en los grandes almacenes que renuevan la leyenda moderna de la navidad en contravìa al verdadero significado de esta; es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares y no se pretende decir con esto que sea malo lo que se hace,  sino que pierde así el verdadero significado y arruina la esencia de la misma:

El Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, hecho Hombre en este mundo y por supuesto en el corazón de cada persona que en Él cree.      



¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!
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À Para mas información acerca de este gran libro, se recomienda remitirse directamente a él, comenzando recomendablemente por el Nuevo Testamento, desde los cuatro Evangelios, los cuales muestran la vida de Jesucristo y su nacimiento.  

À La Biblia, contiene numerosas profecías, muchas de las cuales ya se han cumplido, miremos un ejemplo: Por medio del profeta Isaías, Dios advirtió que la ciudad de Babilonia seria destruida y jamás habitada, a manos de Ciro rey de Persia. Escrito con todos los detalles pertinentes esta profecía se encuentra en: Isaías 13:19, 20; 14: 22,23; 44:27 – 45:2. Doscientos años después en el 539 a.C. un ejercito persa comandado por un rey de nombre Ciro destruyo la ciudad y desde ese tiempo hasta nuestros días se ha cumplido que dicha ciudad no ha sido ya mas habitada.     

À Buenas Nuevas (Evangelio); puede verse en La Biblia en  todos y cada uno de los Evangelios y Libros del Nuevo Testamento.

la La palabra Israel significa: El o Los que pelean al lado de Dios.